¿Qué importancia tiene la limpieza en el tratamiento del acné?

El objetivo de la higiene es conseguir eliminar de la piel el exceso de grasa y partículas de suciedad adheridas, sin irritar ni eliminar excesivamente los lípidos cutáneos. Dado que en ningún momento se ha demostrado que el acné se produzca por una mala higiene, no es preciso seguir un modelo de higiene especial. Hay personas muy desaseadas (indigentes, por ejemplo) y no por ello tienen acné. Incluso, si ésta es excesiva, el lavado vigoroso con jabones agresivos lleva a alterar la función de la barrera cutánea, favoreciendo la irritación, la entrada de otros microorganismos y la posible sensibilización frente a los tratamientos tópicos específicos.

En general, no es preciso seguir un modelo de higiene especial, aunque puede ser un buen complemento en el tratamiento.

En la higiene facial es recomendable lavarse dos veces al día (mañana y noche) con jabón, gel o cremas espumantes, utilizando preferentemente agua tibia. El secado debe ser cuidadoso y suave, sin frotar enérgicamente con la toalla para evitar posibles irritaciones. Si se utiliza un maquillaje, éste debe ser eliminado mediante una loción limpiadora no irritante antes de realizar el lavado de la cara, sobre todo por la noche.

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