¿Por qué es ventajoso la anticoncepción hormonal combinada diario en las pacientes más jóvenes?

La mayoría de las mujeres prefieren los AHCs porque les permiten controlar su fertilidad, son seguros y no interfieren con la actividad sexual espontánea. Además, su uso regula los ciclos menstruales, reduce la dismenorrea y los días de sangrado menstrual. Estos beneficios son especialmente valorados por las mujeres jóvenes en las cuales es relativamente frecuente las alteraciones del ciclo, debiéndose informar de que estos beneficios desaparecen cuando se interrumpe el tratamiento.

Los AHCs pueden usarse para tratar condiciones médicas comunes en la adolescencia como son: la endometriosis, la amenorrea hipoestrogénica relacionada con trastornos de la alimentación o la práctica de excesivo ejercicio físico, el sangrado uterino disfuncional, la dismenorrea y otras condiciones relacionadas con la menstruación como los sangrados abundantes.

Un cuadro especialmente frecuente en las mujeres jóvenes es el ovario poliquístico, situación asociada al aumento de los andrógenos circulantes. El tratamiento con AHCs controla los síntomas asociados a la hiperandrogenia, especialmente el acné e hirsutismo, y la amenorrea.

También el síndrome premenstrual se ve mejorado con la toma de AHCs en la mayoría de las pacientes, mejorando la calidad de vida de estas mujeres.

Además, disminuyen el riesgo de hospitalización por la presencia de enfermedad pélvica inflamatoria (EPI). El mecanismo implicado en este efecto protector parece ser la capacidad del gestágeno de espesar el moco cervical, previniendo el ascenso de microorganismos hacia el tracto genital superior (útero y trompas).

Aunque las limitaciones de uso son similares que para las mujeres de mas edad (excepto relacionado con el tabaco), los beneficios de los AHCs son especialmente importantes para las adolescentes que se hallan en riesgo de embarazo.

La información a adolescentes y mujeres jóvenes debe destacar mensajes respecto a la eficacia, a los beneficios añadidos a la anticoncepción y al uso apropiado del método. Los problemas con el cumplimiento, son a menudo debidos a efectos adversos y a los olvidos.

 

Controles previos a la prescripción. Seguimiento del tratamiento.

Para la prescripción, la principal acción que hay que desarrollar es la elaboración de anamnesis cuidadosa y detallada encaminada a la búsqueda de factores de riesgo familiares y personales, y posibles interacciones medicamentosas (Tabla 4).

Con esta información se podrá establecer la idoneidad del método guiándose con los criterios de eligibilidad de la OMS (Tabla 3).

La otra acción recomendada es la determinación de la tensión arterial. Las recientes recomendaciones no contemplan la realización de analítica u otras exploraciones de manera rutinaria.

Ha quedado establecido que no está justificada la determinación de antitrombina III, proteína C y proteína S como factor pronóstico de enfermedad tromboembólica venosa como prueba de cribado, debido a la escasa prevalencia de los déficits de las mismas aunque, cuando los antecedentes personales o familiares así lo aconsejen, se procederá a su determinación ante la sospecha de déficits congénitos.

 

Seguimiento

Es recomendable un primer control a los 6 meses para comprobar el cumplimiento, valorar la presencia de efectos adversos y resolver las posibles dudas.

El seguimiento posterior se establecerá en función de las disponibilidades asistenciales, aunque sería aconsejable visitas anuales con el fin de actualizar la anamnesis con reevaluación de los factores de riesgo y control de la tensión arterial.

La mujer usuaria de AHCs no precisa controles específicos diferentes a los realizados por las mujeres de la misma edad sin tratamiento. Seguirán los programas de cribado para el cáncer de cuello de útero y de mama establecidos en su comunidad.

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